Es duro, pero no siempre
entendemos lo que nos dicen los bebés con sus gestos, su llanto, su emoción y
su lenguaje corporal. Con frecuencia nos dejamos dominar por nuestra idea de lo
que “debería ser” en un bebé y dejamos de observar lo que realmente está
ocurriendo, lo que nos quiere decir.
Si llora, pensamos que no
queremos fomentar un niño “llorón” y decidimos ignorarlo, si se enoja, pensamos
que si permitimos el enojo, va a ser un niño violento y decidimos reprimirlo.
También tenemos un “deber ser” como papás, queremos a toda costa ser buenos
papás y eso nos lleva a dejar de ver realmente a nuestro bebé.
Los bebés, simplemente hablan el
lenguaje de los bebés, que es por cierto universal e innato. Aderezado por el
temperamento que ya viene empaquetado con él al nacer. (Más intenso o menos
intenso).
Los bebés nos envían señales,
estas señales expresan emociones y están conectadas a la supervivencia. Todos
los bebés del mundo, en todas las culturas vemos la misma constelación de
gestos, movimientos y manifestaciones de afectos. (Holinger). Cada señal tiene una función específica y
todas en conjunto sirven para relacionarse socialmente con el entorno,
principalmente con nosotros los papás quienes somos los seres más importantes
de su universo.
Los bebés (por cierto desde
recién nacidos) manifiestan la misma constelación de emociones: Interés,
Alegría, Sorpresa, Incomodidad o stress, Enojo, Miedo, vergüenza, y disgusto
(por comida o por olores)
Estas manifestaciones son el
embrión de su mundo afectivo. Contemplarlas con serenidad, nos puede ayudar a
elaborar nuestro propio diccionario.
También, son muy sensibles a lo
que decimos sin palabras. Nuestro interés, tono de voz, lenguaje corporal,
nivel de ansiedad son registrados por el bebé y tienen un impacto en el cerebro
afectivo.
La clave es la EMPATIA que es la
habilidad de sentir lo que el otro está sintiendo, haciendo un esfuerzo de
ponernos en los zapatos del otro.
Quizá pensamos que corremos el
riesgo de malcriarlo, por responder a sus demandas. En realidad no es sobre
atender, ni consecuentar de más, es
ESCUCHAR. Y aun cuando no podamos resolver el problema, por lo menos reflejar
(eso sí, sinceramente) lo que pensamos que tiene el pequeño.
Síntesis del articulo ¿Qué me quieres decir
bebé? ¡Te quiero entender! De Ana Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario