El juego además de ser una actividad, ayuda al niño a desarrollar
todas sus funciones psíquicas, físicas y sociales.
Los niños desarrollan las
múltiples facetas de su personalidad: aprenden a relacionarse con el entorno,
desarrollan sus aspectos más creativos y perfeccionan sus múltiples habilidades
ayudándoles a canalizar tanto su energía vital (física) como la mental y la
emocional, lo que es de gran ayuda en su
desarrollo integral como personas completas facilitándoles su
integración en el entorno social en que se mueven. En razón de eso hay que
buscar el juguete adecuado y estar
muy conscientes del papel que tendrá en
el desarrollo del niño.
El juego cambia a la medida que el niño va creciendo. Pronto el niño estará representando personajes, y podrá
expresarse y comunicarse libremente.
Establecerá reglas a los juegos, ejercitando su capacidad de autocontrol y autonomía.
“Es
jugando que el niño conoce el mundo y se conoce a sí mismo. No hay nada en la
vida del niño que no pase por el “jugar”.
Antes de que pueda jugar solo, elegir juguetes y armar una escena de juego, el
niño necesita jugar con los adultos significativos para él.
1 año
Desarrolla su habilidad manual, y aprende a caminar y a moverse con soltura. Se
interesa por todo lo que se mueve (triciclos, hamacas). Le encanta meter
objetos en cajas y recipientes para volver a sacarlos y jugar al escondite.
Dice sus primeras palabras y siente fascinación por todo lo que emite sonidos,
especialmente musicales, como el xilofón o los teclados infantiles. Necesita un
desafío diario, juegos que lo impulsen a moverse, a ejercitar su fuerza y sus
conocimientos del exterior. Teniendo la posibilidad de desplazarse a su antojo
es capaz de investigar, tocar y probar todo lo que este a su alcance.
2 años
Mira y toca todo, corretea por la casa y quiere imitar las actividades de mamá
y papá. Disfruta proponiéndose desafíos personales en los que intenta superarse
día a día. Su capacidad de concentración le permite tener actividades mas
reposadas. Las construcciones le proporcionan sentido de espacio, equilibrio y
armonía. Los peluches lo ayudan a la hora de dormir.
3-4 años
La clave es la imaginación. Todo lo que incluye un elemento nuevo en su mundo
interior es importante, así como las actividades que descarguen su adrenalina.
Desarma todo lo que cae en sus manos para ver como funciona. Se interesa por
las profesiones y por las diferencias de sexo. Empieza a identificar alguna
letra y a desarrollar sus habilidades artísticas.
Los juguetes educativos son aquellos que
ayudan al desarrollo armónico e integral de los chicos y a la vez divierten. Si
el juguete no los entretiene, no sirve como instrumento de juego y tampoco es
utilizado de forma didáctica. Es por esto que es sumamente importante
proporcionar a los chicos juguetes que desarrollen la atención, la memoria o
que faciliten a los más tímidos la sociabilización y a los más impulsivos el
autocontrol.
5-6 años
Comienza a entender la lógica del mundo y a asociar conceptos que antes no
relacionaba. Siente curiosidad por el otro sexo y elige a sus mejores amigos.
Los juegos normativos les enseñan a perder y a desarrollar habilidades más
intelectuales como la memoria y el aprendizaje.