23 may 2013

La importancia de la imaginación


Cuando los niños imaginan y “hacen de cuenta”, rompen una barrera mental importante. La habilidad de ser creativos e imaginativos permite al cerebro establecer conexiones entre distintas áreas de aprendizaje. La parte del cerebro encargada de la imaginación se ubica en los lóbulos frontales y también facilita la reflexión, la empatía, el juego y la creatividad.
Desde una perspectiva neurológica, cuando un niño da rienda suelta a su imaginación y creatividad, el cerebro procesa señales en un nivel superior: literalmente ve, percibe, oye y siente más del mundo. Las actividades imaginativas no deben verse nunca como un lujo, sino como una necesidad para el desarrollo integral.
 La capacidad de imaginar es la capacidad de pensar más allá.  Mientras que los niños crezcan y llegan a ser mayores utilizarán esta facultad para buscar soluciones para problemas difíciles tanto en su vida personal como su vida escolar, profesional, etc..

Razones por las cuales se debe de alentar la imaginación:
  • Capacidad de tomar el control

Cuando tu hijo finge ser un personaje en su juego pone en práctica cosas que ha aprendido y controla los resultados de las situaciones que crea. Historias en donde un pequeñito vence a una bruja malvada o es el héroe que rescata a unos animalitos le da la sensación de ser poderoso, capaz de resolver problemas y que puede tomar el control en situaciones difíciles.
  • Aprender reglas sociales

Llevarse bien con los demás niños de su edad es difícil para los pequeños en edad preescolar. Cuando tu hijo se junta con otros compañeritos a jugar en un arenero para construir un castillo mágico con arena, palitos y hojas, no sólo está explorando su mundo de fantasía sino que también está experimentando con reglas sociales reales acerca del compartir con los demás, esperar su turno, interacciones sociales y resolución de conflictos.
  • Resolución de problemas

Imaginar situaciones le enseña a tu hijo a pensar creativamente en la vida real. Estudios científicos muestran que los niños cuyos padres alientan su imaginación se vuelven más capaces de resolver problemas cuando crecen, teniendo más recursos para lidiar con desafíos y situaciones difíciles tanto en la niñez cuando son un poco más grandes, como en la adolescencia y la adultez.

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