16 may 2013

Educación afectiva


El afecto es de suma importancia en la vida del niño. Influye en el concepto de sí mismo, del que el niño se forma acerca de las demás personas y del medio ambiente, todo esto contribuye en su capacidad para adaptarse a la vida.
El niño expresa sus afectos a través de sus emociones, a través del llanto, por ejemplo expresa su sensación de desagrado o incomodidad, posteriormente su deseo de estar acompañado, etc.
Las emociones no solamente van a influir en su relación afectiva con las personas, sino también en su relación con los objetos, por ejemplo en el modo de usarlos en su juego. etc.                       

Dar afecto es el acto educativo más profundo de todos. En general, los niños son más sensibles al afecto. El trato frío y mecánico sólo ocasiona un desarrollo educativo lento y poco sólido.

¿Qué hacer?

Expresa  tu afecto de manera clara
Si en alguna ocasión es necesario llamarle la atención, esto no significa que después de haberlo hecho, no le hagamos una caricia o alguna broma acerca de la situación. Es importante reconocer que la convivencia que mantenemos con él a lo largo del día está llena de múltiples satisfacciones.

Reconoce logros y corrige errores de manera constructiva
Expresa tu emoción y tu gusto al verlo que avanza en su desarrollo personal, si percibes errores hazle sugerencias para mejorar. De esta manera estarás  estimulando su autoestima. Le enseñará que   nadie es perfecto, pero que todo logro, así sea pequeño, será  valioso.

Escucha  y  hazte entender de forma clara
Los malos entendidos son un fenómeno frecuente entre los seres humanos. Por lo general queremos escuchar aquello que nos conviene entender. En medio de un sin fin de palabras, nos ganan las emociones y las discusiones se vuelven absurdas. Por ello es recomendable no discutir con los niños, cuando quieran algo que no sea razonable para tal o cual momento.
En ocasiones nos preocupamos demasiado por lo que hacen los niños a solas, o no permitimos que realicen cosas que puedan causarles algún daño físico. Sin embargo, con esto restamos creatividad, independencia y seguridad, por eso, es aconsejable que aceptes  a tu niño tal como es.

Se  perseverante y ten mucha paciencia
Cuando se educa a un niño con mucho afecto y cariño, es sencillo ser perseverante y paciente. No es conveniente desesperarse y gritarle o reprimirle físicamente, lo mejor es hablarle con tranquilidad y explicarle que se puede aprender de los errores y los fracasos.

Bibliografía:

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